Años que han ido pasando recordando como aquella mirada me tenía perdida en la más pequeña inmensidad. Puede que cada caída me este cambiando, incluso las miradas que quizás nunca me había parado a buscar pero que seguían estando allí.
Me río. Parece tan lejano. Le sigo echando de menos. Pero no del modo en que solía hacerlo. Silenciando palabras por cada lágrima de sal, su sonrisa.
Tal vez debería llamarle y saber cómo le van las cosas últimamente por allí arriba.
Me resulta imposible no viajar a la Luna para verle, puede ser que no crea en Dios, ni en todo ese tipo de historias, pero yo creo en El , y sé que es El el que me ha enseñado a vivir por encima del miedo. Visitando uno a uno cada sueño, viendo al mundo como si fuera la primera vez y saludando a la gente que algún día eligió no quererme.Volar y demostrar que la magia existe. Sonreír desde las alturas por tener el don de soñar.Y comprender , que nunca llovió, que solo fueron heridas fugaces escondidas entre las nubes. Abrir los ojos, seguir y sonreir irremediablemente durante todo el resto del día ayudándome a cumplir estas lineas llenas de insomnio y de ganas. Cuántas cosas han pasado desde entonces, aunque se reduzcan tan sólo a diciembres de casi cuatro.
Tantos suspiros , tantas miradas, tantas heridas y tan poca diferencia entre ellas.
Eso era lo que necesitaba, una diferencia. Necesitaba diferenciar, distanciar aquellos pasos grises de la voz dulce que me atrapa. De repente los acordes cobran sentido y cada palabra dibuja aquella picaresca sonrisa que solía mirar en aquel frió invierno. Pero que la sigo apreciando de la misma manera. Aquella que siempre sería especial, aquella que lo cambio todo. Y no lo noto. No, el tiempo no se para, pero el resto deja de ser relevante. Y la siento, y la sigo echando de menos de alguna forma imposible.
Esto es lo que provoca este casi Octubre en mí. Creer por creer, es mi debilidad. Pero me afecta, y a la vez me separa. Enero me vendió algunas promesas, y desde hace poco le grito al pasado reclamando lo que jamás fue mío.Nos sentamos en algún banco aguardando al silencio, queriéndolo ver venir, pero tan sólo convirtiendo a las estrellas en simples complices de las frías calles sin voz.
Me gusta repetirlo miles de veces; Octubre somos magia interconectada.
Se me ensordece la mirada de tanto escuchar esa canción.
Y decirte Diciembre que entre el dos y el seis, se esconde lo más real que te podré decir. Buscándote entre las hojas caídas y alguna que otra canción de Serrat.
Hablando en silencio, pretendiendo escuchar, y reclamando entre las rendijas de las ventanas nuestros nombres no escritos. Buscando entre susurros el hueco de un te quiero por donde salen mis ganas de frío y caricias a dos.
Eso era lo que necesitaba, una diferencia. Necesitaba diferenciar, distanciar aquellos pasos grises de la voz dulce que me atrapa. De repente los acordes cobran sentido y cada palabra dibuja aquella picaresca sonrisa que solía mirar en aquel frió invierno. Pero que la sigo apreciando de la misma manera. Aquella que siempre sería especial, aquella que lo cambio todo. Y no lo noto. No, el tiempo no se para, pero el resto deja de ser relevante. Y la siento, y la sigo echando de menos de alguna forma imposible.
Esto es lo que provoca este casi Octubre en mí. Creer por creer, es mi debilidad. Pero me afecta, y a la vez me separa. Enero me vendió algunas promesas, y desde hace poco le grito al pasado reclamando lo que jamás fue mío.Nos sentamos en algún banco aguardando al silencio, queriéndolo ver venir, pero tan sólo convirtiendo a las estrellas en simples complices de las frías calles sin voz.
Me gusta repetirlo miles de veces; Octubre somos magia interconectada.
Se me ensordece la mirada de tanto escuchar esa canción.
Y decirte Diciembre que entre el dos y el seis, se esconde lo más real que te podré decir. Buscándote entre las hojas caídas y alguna que otra canción de Serrat.
Hablando en silencio, pretendiendo escuchar, y reclamando entre las rendijas de las ventanas nuestros nombres no escritos. Buscando entre susurros el hueco de un te quiero por donde salen mis ganas de frío y caricias a dos.
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