Necesitaba un sitio. Un sitio para escribir de sentimientos confundidos y encarcelados con ganas de salir, para pensar al menos cinco minutos en ti o en la vida, para que se acuerden de ti, de mi y de tantos sentimientos, un espacio para los recuerdos y los que nunca llegarón a serlo.

jueves, 27 de junio de 2013

A partir de ahora, tú tranquilo, que yo estaré bien.

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos aquellos días juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás me creerían. Pensarán que exagero, que se me fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto
Me tomarán por loca, se reirán de mi pena y me empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.
Pero cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás.
Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. 
Nadie puede imaginar lo que sentia,  madie puede, ni debe, hazme casoSentir ese "qué hubiera pasado si." Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos.
Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos subrayados con agua y sal.
Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor.

Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos algo que jamás fue, e incluso esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí.
Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.
Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería.Y la segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez estuvimos. 
Nada de todo esto debería cambiar ni entristecerte el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquilo, que yo estaré bien
Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. 
Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.
Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonto y disimula.
Haz ver que me olvidas.
Y nos acabaremos olvidando.
De verdad.


( Risto Mejide, editado.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario