Necesitaba un sitio. Un sitio para escribir de sentimientos confundidos y encarcelados con ganas de salir, para pensar al menos cinco minutos en ti o en la vida, para que se acuerden de ti, de mi y de tantos sentimientos, un espacio para los recuerdos y los que nunca llegarón a serlo.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Desde un 16 de Diciembre.

Alguien dejó caer sobre mis manos aquella fotografía.

La gran puerta de madera volvía a cerrarse. 
Veínticinco escalones junto con el aroma de su perfume me acompañaban al segundo piso. 
Una bonita melodía resonaba en el salón. Luces de colores, aquel árbol de navidad.
Tus frases de amor escritas a mano en la pared. Y en la esquina de habitación, tu esfuerzo reflejado 
sobre figuras de papel. 
Vuelvo atrás en una ojeada, a cuando cada día era mejor que el anterior.
A cuando en aquella mesa nos sentábamos tres. A tus risas de antaño, tus ojos verde mar.

Un hogar envuelto de colores y sonrisas, por cada navidad.
Una hogar, del que ya solo queda el recuerdo. Y estas cinco letras.
Porque sus melodías y adornos se quebraron al mismo tiempo que lo hacían sus cuatro paredes.
Paredes que dejaron señales de todo lo que fuimos. De cada caricia, de cada abrazo, de cada momento.
Ellas son testigos, testigos de que ya no estás . 

Ahora la vida se vuelve gris.  Los rincones ya no hablan de nosotros, los cuadros lloran al pasado, 
y las estanterías  no recuerdan sus manos. 
Ellas, que tienen miedo a no poder volver. A las historias que fuimos imaginando.
El uno al lado del otro, escribiendo aquellas que tenían que ocurrir a su lado. 
Corriendo de la mano, Huyendo del destino. 

Aquel destino Tan cruel. 

Pero hoy toca volver a casa. Al frío invierno de persianas cerradas, a la tristeza escondida. 
A una vida que lleva al pasado en su espalda, cargando de vez en cuando, con un adiós. 
Aunque puedo cerrar los ojos, soñar. Soñar que todo es diferente. 
Abrirlos y ver que estás aquí. De nuevo, por navidad. 

Llenando de amor los pasillos de esta casa, olvidando el cansancio para darme tus buenas noches. 
Con un beso, un abrazo, y a la cama. 
Y me pregunto por qué Diciembre le eligió a él entre tanta gente.
Por qué su cama esta vacía, y por qué se nos atravesó el destino en la garganta.

Pero  desde hace cinco años, las fotos de la mesilla, se han vuelto a oscurecer.
Todo se vuelve triste, anochece, y me falta su calor. 
Pienso en todo lo que diría si volviera a tenerle enfrente. Recolocando la tristeza en su pelo.
Esperando una respuesta en el cielo, o echando de menos su voz.

Porque la poesía se olvido de nosotros. Y hoy estoy cansada de tantos portazos. 
De ignorar que esto pasaría, de saber que aquel día, tendrías que irte. 

Aunque hoy me quedo con muchas cosas. 
Me quedo con su sonrisa, sus bonitas palabras, su dulce voz.
Hoy, me quedo con las ciudades que nos vieron aparecer de la mano a los dos. 
Con las veces que nos quisimos, con las veces que lloramos, 
o con las que juramos estar siempre para los dos. 

Porque ahora los rincones recuerdan nuestros pasos, 
Los cuadros nos sonríen en gris, y la estantería nos habla sin miedo al pasado. 

Y por quinto año, la navidad vuelve a estar fuera de casa. 
Aunque de vez en cuando, dejo pasar a la magia.
Creyendo, esperando, o soñando,
que tu vas a volver a entrar por la puerta de nuestra casa.

-Desde un 16 de Diciembre, Jesús Gómez Villalba. 
Hombre de Pelo oscuro, ojos verdes, amante de las canciones de Serrat y los animales. 
De voz quebrada, humilde, y gran persona. 
Marido de una mujer que fue el amor su vida, 
y con la sonrisa más bonita que ha perdido este mundo.
Pero sobre todo, y lo más importante; 
Con la suerte de que fuera Mi padre. 





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