Hoy es uno de esos días en los que
una sólo espera que alguien le diga algo bonito,
algo que le saque de sus decepciones circulares
de una historia de amor pasada de rosca,
o de la inquietud de esperar sentada
a que en el congreso digan
que hay una lluvia de abrazos sobre la ciudad.
Porque la mayoría de las cosas que terminan
suelen dejarte la vida rota en el sofá.
Y a veces resulta agotador tratar de ser tan fuerte,
y saber las pocas probabilidades de que este sábado
nos deje una nota de amor a carmín en el espejo.
Uno de esos días
en los que una tiene ganas de cambiar de domicilio
para instalarse en un presente más amable
porque a veces la vida es injusta
y te secuestra un invierno áspero
y el porvenir es solo un niño mal vestido
al que le hace falta solo un gesto
para cambiar de traje.
Justo ese gesto
que hoy
soy incapaz de encontrar.
(E. Mrwan.)
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