Necesitaba un sitio. Un sitio para escribir de sentimientos confundidos y encarcelados con ganas de salir, para pensar al menos cinco minutos en ti o en la vida, para que se acuerden de ti, de mi y de tantos sentimientos, un espacio para los recuerdos y los que nunca llegarón a serlo.

sábado, 15 de febrero de 2014

A la altura justa de sus ojos.


Como una canción aún sin acabar.
Como quien desliza sus manos acariciando una bonita una postal.
De lugares en los que nunca has estado, del sabor de la lluvia en un pleno mes de verano.
Alguien que, a veces, enreda su mano en la mía cuando el frío se hace más fuerte.
Llenando cada esquina de palabras sentimentales. Con cartas, tal vez de amor.
Escuchando cada historia, leyendo verso a verso, sin poder dejar de mirar sus ojos tiernos antes que marrones.
Podía hacerme reír, y siempre sacaba tiempo para dedicarme unas palabras bonitas.
Porque es una de las cosas que el sabe de sobra.
Como dar los buenos días, o las buenas noches que tanto me gustan. Y que él sabe hacer.
Como que es valiente y noble de corazón. Que siempre anda con la mirada perdida hasta que alguien consigue encontrarle el fondo.
Porque yo seré algo complicada, con mis defectos y manías. Puede que este demasiado perdida, o tal vez es que nadie ha sabido encontrarme. Pero sé que de todas esas personas que suelen mirarle, no consiguen hacerlo donde yo puedo verle.
Como las veces que he hecho miles de cosas sin pensarlo, o me he dejado llevar.
Al igual que he perdido otras tantas.
Sin tenerle miedo a que luego alguien me diga lo que debí hacer,
algún conocido que no debería, o incluso gente que decidiera por mi.
Ya que si alguna vez  los escuche,
les debería haber cerrado la puerta.
Como quien se quita una camisa, o descarta un error de su camino.
Como alguien que puede apagar la luz de todos los temores, la suerte que ese día, quizás, beso mi libertad.
Como si no hubiera pasado el tiempo y fuera ayer. Aprendiendo que el hielo solo es cuestión de tiempo y de sus ojos.

Déjame ganarte despacito, para que no te canses.

Para que eso de besar vacío, se quede en huecos que hoy puedas llenar.
Para que no dejemos de apetecernos, de conocernos, ni de reírnos.
Que tal vez no sé lo que seremos, pero sí que nos tenemos,
y que ya sólo por eso, eres alguien especial.

Y creeme, que después de todo esto, sigo sin saber explicarte,
como es la manera que tienes de hacerte querer.
Porque escribiendo se entiende la gente,
pero besando se entiende también.

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