Necesitaba un sitio. Un sitio para escribir de sentimientos confundidos y encarcelados con ganas de salir, para pensar al menos cinco minutos en ti o en la vida, para que se acuerden de ti, de mi y de tantos sentimientos, un espacio para los recuerdos y los que nunca llegarón a serlo.

jueves, 7 de marzo de 2013

Me faltas.

La incertidumbre hizo que aquella noche no pasaran las horas. El sueño se había ido. dando paso a la tormenta. Dejando ver como la lluvia acariciaba mis párpados. Con la impotencia de no poder hacer nada, y viendo como la mágia se me escapaba entre las manos. Porque ya no había palabras, porque él  había decidido irse. 
Al contrario, yo,  había estado fuera adrede todo el día para no esperar inútilmente junto al teléfono. Cuatro mensajes, cuatro llamadas recibidas. Cuatro posibilidades, cuatro esperanzas. Y ninguna de la persona que quisieras que fuera. 
Su voz, la idea de que a mi también me eche de menos, de poder en un instante volver atrás, a entonces, volver a escuchar su voz. A nosotros.

Sueño cada uno de estos días por un momento. La escucho con una sonrisa. Pero no puedo mentir, no a mí misma. Él no quiere volver. No aquí. Porque todo pierde el sentido. Las palabras de aquella noche, nuestras promesas. E inevitablemente, cuando estás mal, cuando lo ves todo negro, cuando no tienes futuro, cuando no tienes nada que perder, cuando... cada suspiro es un peso enorme, insostenible... y resoplas todo el tiempo. Y querrías liberarte como sea. De cualquier forma. De la más simple, de la más cobarde, sin dejar de nuevo para mañana este pensamiento "El no está" . Ya no está. Y entonces, simplemente, querrías no estar tampoco tú. Desaparecer. 


La incertidumbre que no cesa, y el tiempo que me aleja cada vez más.
Junto a una noche que se hace interminable si no la acompaña tu voz.
Te echo de menos, irremediablemente.



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