Necesitaba un sitio. Un sitio para escribir de sentimientos confundidos y encarcelados con ganas de salir, para pensar al menos cinco minutos en ti o en la vida, para que se acuerden de ti, de mi y de tantos sentimientos, un espacio para los recuerdos y los que nunca llegarón a serlo.

sábado, 22 de marzo de 2014

Nunca vuelvas, si al marcharte, no me llevaste contigo.

Mojarse por alguien, como cuando se escapa un suspiro. 
Como consolar al hombro sobre el que lloras. Como prometerse amor eterno hasta acabar la frase.
Es como buscar a esa persona con la que no sentirnos tan perdidos. 
Pasando página, reescribiendo finales aunque juráramos no hacerlo más. Porque antes que acostumbrarnos a la soledad, nos cansamos de ella. 
Como que me es imposible hablar de ti, y no hacerlo de miedos.
De dudas que parten en dos todas mis verdades y pánico a besar una boca que nunca fue tan de nadie. 
Porque hablar de ti, es hacerlo de sábados  por la tarde, de unos ojos infinitos que nunca supieron si huir de noche o quedarse a dormir. 
Siendo el "casi" en mi colección de todo. Ese preciso instante en el que decides no coger el último tren, el segundo antes de callarme un "me haces falta", un "quédate hoy". 

Porque dejaste todo un raguero de interrogantes en mi piel, y me tatuaste a besos respuestas a medias que nunca hablaban de nosotros si no de tú, o yo. 
Porque me acostumbré a tener las maletas hechas, a esperar el momento en el que la cuenta llegara a cero, y encendí todos los carteles señalando la salida de emergencia.
Y es que no sé si fue mi alma de masoquista, o el placer que a veces da encontrarle sentido al caos
El caso es que llegue a preferir las espinas a las rosas, el envoltorio al contenido, salir corriendo, antes que saber dónde ir.

Te hiciste eterno entre mis sienes y abracé de ti el olor que dejan las historias que nunca se terminan. 
Aunque en este caso, ni siquiera empezara. 
Y hasta ahora, o todavía, porque siempre y hasta siempre,
quise hacerlo de nosotros dos.

Quizás porque siempre me gustaron los finales abiertos, el quizás vuelvo.
Aunque sepa que hoy no. 
Y es que no existe forma de hablar de libros, de noches, de relojes, de días, de viajes, de finales ni principios, sin hablar de ti. 

"Pero ni fuimos, ni somos, ni seremos. Porque para ser hay que estar, y no quisiste ni ser, ni estar, ni querer.."

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